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miércoles, 31 de octubre de 2012

Reinician los talleres permanentes de formación teatral

TALLERES PERMANENTES  DE FORMACIÓN TEATRAL
ZAMBO TEATRO Escuela Taller



Inicio: 
Domingo 4 de Noviembre
Domingo: de 2:00p.m.a 4: 00 p.m.
De 4:00 p.m. a 6:00 p.m. Grupo base y observadores
Aporte mensual: $60.000

Talleres Integrales:
Consisten en procesos formativos para la adquisición de conocimientos básicos para desarrollar procedimientos de creación, discernimiento y pensamiento sobre cada una de las disciplinas. Los estudiantes se evalúan desde componentes axiológicos (valores), conceptuales (desarrollo de fundamentos teóricos en relación con las prácticas adelantadas), procedimentales (transformación en los modos de realizar las prácticas artísticas), cognitivos (apropiación de los aprendizajes adquiridos) y desarrollo de capacidades de observación (desarrollo de percepción y sensibilidad).

Con este Taller el estudiante obtendrá conocimientos elementales sobre la técnica vocal, disposición corporal y actuación, logrando una verdad coherente en la representación de un personaje, analizando la intención de cada texto y subtexto. Aprenderá cómo moverse, o cómo mover orgánicamente un personaje logrando un equilibrio escénico en el proceso de montaje teatral


Taller de entrenamiento corporal:
Este taller llevará al actor al entrenamiento psicofísico a través del conocimiento de su propio cuerpo para obtener una mejor expresividad corporal. 

Contenido
Juegos de Rutinas corporales,
Calentamiento Estiramiento, Relajación, Coordinación, Descoordinación, Experimentar con movimientos y acciones, Ritmo, Equilibrio, Transfiguración, mi cuerpo como lenguaje, la sensibilización, 2 Juegos de Rutinas de trabajo Corporal y el espacio escénico 

Voz escénica
Este taller desarrollará la parte del lenguaje utilizada en la comunicación teatral, tratando las diversas formas de articular fonemas, las inflexiones que dan armonía a la voz, la proyección del sonido, volumen, los silencios y pausas.

Contenido
Tipos de respiración, 
La respiración torácica abdominal, El aparato fonatorio, Anatomía y fisiología de la laringe. Resonancia, Proyección. El fenómeno acústico. Proyección en el escenario, Clasificación de voces. Volumen,Tono, Entonación, Matiz,Tiempo y ritmo, Creatividad vocal, 2 Juegos Dramáticos con la voz. 

III Actuación
Este taller corresponde a las técnicas y ejercicios que cada actor o actriz debe conocer para interpretar las emociones, los sentimientos, para dar vida y expresión a su personaje

Contenido 
El problema, La situación, La acción, El conflicto, Clímax. El desenlace, estados de ánimo,

IV Técnicas de actuación

V La puesta en escena

VI Talleres complementarios de acuerdo a la puesta en escena.
Maquillaje, Máscara, Zancos, Espacio no convencionales

Profesor: Juan Rogelio Franco Hernández

Otros Facilitadores:
Jorge Naizir, Einer Gutiérrez, William Hurtado y Karen Gaviria
Asistentes. Wilmer Acevedo e Iván Jiménez.
Muestra de resultados: domingo 25 de noviembre de 2012

Contácto:
Cartagena; Centro Barrio Sandiego Calle Reculada del ovejo
Bóveda n° I del baluarte San Lucas. Tel: 6673210
Móvil: 314-573-2937, 315- 316 824 4837.
zamboteatro@yohoo.es
Jurofranher28@hotmail.com

lunes, 22 de octubre de 2012

Portaart


“ La influencia de la Declaración de los derechos humanos y del ciudadano sobre el constitucionalismo en América latina”


Dentro del Marco de la realización de la Semana Cultural Europea del 22 al 27 de Octubre en Cartagena, el cual es el espacio creado para el acercamiento de las manifestaciones culturales de Europa.


El cine, la gastronomía, la música y la literatura de España, Francia, Alemania y Suiza hacen presencia en esta semana para que todos los cartageneros puedan conocer más sobre esta bella cultura. Este martes 23 de Octubre se realizará en la Alianza Colombo Francesa de Cartagena a las 5 de la tarde la Conferencia “ La influencia de la Declaración de los derechos humanos y del ciudadano sobre el constitucionalismo en América latina” con Andrés Pérez.

Hora: 5 pm

Lugar: Alianza Colombia Francesa

jueves, 11 de octubre de 2012

520 años después, ¿Qué se hicieron las riquezas de la conquista?

La distribución de funciones entre el caballo y el jinete

Tomado del libro Las venas abiertas de América Latina, Eduardo Galeano

El saqueo de América Latina y la teoría de la acumulación originaria

Se lee en el primer tomo de El Capital "El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria".

El saqueo, interno y externo, fue el medio más importante para la acumulación primitiva de capitales que, desde la Edad Media, hizo posible la aparición de una nueva etapa histórica en la evolución económica mundial. A medida que se extendía la economía monetaria, el intercambio desigual iba abarcando cada vez más capas sociales y más regiones del planeta. Ernest Mandel ha sumado el valor del oro y la plata arrancados de América hasta 1660, el botín extraído de Indonesia por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales desde 1650 hasta 1780, las ganancias del capital francés en la trata de esclavos durante el siglo XVIII, las entradas obtenidas por el trabajo esclavo en las Antillas británicas y el saqueo inglés de la India durante medio siglo: el resultado supera el valor de todo el capital invertido en todas las industrias europeas hacia 1800. Mandel hace notar que esta gigantesca masa de capitales creó un ambiente favorable a las inversiones en Europa, estimuló el "espíritu de empresa" y financió directamente el establecimiento de manufacuras que dieron un gran impulso a la revolución industrial. Pero, al mismo tiempo, la formidable concentración internacional en beneficio de Europa impidió, en las regiones saqueadas, el salto a la acumulación de capital industrial. "La doble tragedia de los países en desarrollo consiste en que no sólo fueron víctimas de ese proceso de concentración internacional, sino que posteriormente han debido tratar de compensar su atraso industrial, es decir, realizar la acumulación originaria de capital industrial, en un mundo que está inundado con los artículos manufacturados por una industria ya madura, la occidental."
Dibujo de Buque negrero capturado en costas de Africa con 140 esclavos
Las colonias americanas habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de la expansión del capital comercial. Europa tendía sus brazos para alcanzar el mundo entero. Ni España ni Portugal recibieron los beneficios del arrollador avance del mercantilismo capitalista, aunque fueron sus colonias las que, en medida sustancial, proporcionaron el oro y la plata que nutrieron esa expansión. Como hemos visto, si bien los metales preciosos de América alumbraron la engañosa fortuna de una nobleza española que vivía su Edad Media tardíamente y a contramano de la historia, simultáneamente sellaron la ruina de España en los siglos por venir. Fueron otras las comarcas de Europa que pudieron incubar el capitalismo moderno valiéndose, en gran parte, de la expropiación de los pueblos primitivos de América. A la rapiña de los tesoros acumulados sucedió la explotación sistemática, en los socavones y en los yacimientos, del trabajo forzado de los indígenas y de los negros esclavos arrancados de África por los traficantes.

Europa necesitaba oro y plata. Los medios de pago de circulación se multiplicaban sin cesar y era preciso alimentar los movimientos del capitalismo a la hora del parto: los burgueses se apoderaban de las ciudades y fundaban bancos, producían e intercambiaban mercancías, conquistaban mercados nuevos. Oro, plata, azúcar: la economía colonial, más abastecedora que consumidora, se estructuró en función de las necesidades del mercado europeo, y a su servicio. El valor de las exportaciones latinoamericanas de metales preciosos fue, durante prolongados periodos del siglo XVI, cuatro veces mayor que el valor de las importaciones, compuestas sobre todo por esclavos, sal, vino y aceite, armas, paños y artículos de lujo. Los recursos fluían para que los acumularan las naciones europeas emergentes. Ésta era la misión fundamental que habían traído los pioneros, aunque además aplicaran el Evangelio, casi tan frecuentemente como el látigo, a los indios agonizantes. La estructura económica de las colonias ibéricas nació subordinada al mercado externo y, en consecuencia, centralizada en torno del sector exportador, que concentraba la renta y el poder.
A lo largo del proceso, desde la etapa de los metales al posterior suministro de alimentos, cada región se identificó con lo que produjo, y produjo lo que de ella se esperaba en Europa: cada producto, cargado en las bodegas de los galeones que surcaban el océano, se convirtió en una vocación y en un destino. La división internacional del trabajo, tal como fue surgiendo junto con el capitalismo, se parecía más bien a la distribución de funciones entre un jinete y un caballo, como dice Paul Baran. Los mercados del mundo colonial crecieron como meros apéndices del mercado interno del capitalismo que irrumpía.
Celso Furtado advierte que los señores feudales europeos obtenían un excedente económico de la población por ellos dominada, y lo utilizaban, de una forma u otra, en sus mismas regiones, en tanto que el objetivo principal de los españoles que recibieron del rey minas, tierras e indígenas en América, consistía en sustraer un excedente para transferirlo a Europa. Esta observación contribuye a aclarar el fin último que tuvo, desde su implantación, la economía colonial americana; aunque, formalmente mostrara algunos rasgos feudales, actuaba al servicio del capitalismo naciente en otras comarcas. Al fin y al cabo, tampoco en nuestro tiempo la existencia de los centros ricos del capitalismo puede explicarse sin la existencia de las periferias pobres y sometidas: unos y otros integran el mismo sistema.

Pero no todo el excedente se evadía hacia Europa. La economía colonial también financiaba el despilfarro de los mercaderes, los dueños de las minas y los grandes propietarios de tierras, quienes se repartían el usufructo de la mano de obra indígena y negra bajo la mirada celosa y omnipotente de la Corona y su principal asociada, la Iglesia. El poder estaba concentrado en pocas manos, que enviaban a Europa metales y alimentos, y de Europa recibían los artículos suntuarios a cuyo disfrute consagraban sus fortunas crecientes. No tenían, las clases dominantes, el menor interés en diversificar las economías internas ni en elevar los niveles técnicos y culturales de la población: era otra su función dentro del engranaje internacional para el que actuaban, y la inmensa miseria popular, tan lucrativa desde el punto de vista de los intereses reinantes, impedía el desarrollo de un mercado interno de consumo.
Una economista francesa sostiene que la peor herencia colonial de América Latina, que explica su considerable atraso actual, es la falta de capitales. Sin embargo, toda la información histórica muestra que la economía colonial produjo, en el pasado, una enorme riqueza a las clases asociadas, dentro de la región, al sistema colonialista de dominio. La cuantiosa mano de obra disponible, que era gratuita o prácticamente gratuita, y la gran demanda europea por los productos americanos hicieron posible, dice Sergio Bagú "una precoz y cuantiosa acumulación de capitales en las colonias ibéricas. El núcleo de beneficiarios, lejos de irse ampliando, fue reduciéndose en proporción a la masa de población, como se desprende del hecho cierto de que el número de europeos y criollos desocupados aumentara sin cesar". El capital que restaba en América, una vez deducida la parte del león que se volcaba al proceso de acumulación primitiva del capitalismo europeo, no generaba, en estas tierras, un proceso análogo al de Europa, para echar las bases del desarrollo industrial, sino que se desviaba a la construcción de grandes palacios y templos ostentosos, a la compra de joyas y ropas y muebles de lujo, al mantenimiento de servidumbres numerosas y al despilfarro de las fiestas. En buena medida, también, ese excedente quedaba inmovilizado en la compra de nuevas tierras o continuaba girando en las actividades especulativas y comerciales.
En el ocaso de la era colonial, encontrará Humboldt en México "una enorme masa de capitales amontonados en manos de los propietarios de minas, o en las de negociantes que se han retirado del comercio." No menos de la mitad de la propiedad raíz y del capital total de México pertenecía, según su testimonio, a la Iglesia, que además controlaba buena parte de las tierras restantes mediante hipotecas. Los mineros mexicanos invertían sus excedentes en la compra de latifundios y en los empréstitos en hipoteca, al igual que los exportadores de Veracruz y Acapulco; la jerarquía clerical extendía sus bienes en la misma dirección. Las residencias capaces de convertir al plebeyo en un príncipe y los templos despampanantes nacían como los hongos después de la lluvia.

En el Perú, a mediados del siglo XVII, grandes capitales procedentes de los encomenderos, mineros, inquisidores y funcionarios de la administración imperial se volcaban al comercio. Las fortunas nacidas en Venezuela del cultivo del cacao, iniciado a fines del siglo XVI, látigo en mano, a costa de legiones de esclavos negros, se invertían "en nuevas plantaciones y otros cultivos comerciales, así como en minas, bienes raíces urbanos, esclavos y hatos de ganado".

Cartagena, 520 años sin identidad

La historia nunca es objetiva, la cuenta un sujeto con intereses, cultura, visiones y pasiones.  La historia nuestra, la que nos contaban los libros de escuela tampoco fue  imparcial, nos enseñaron a sentir orgullo por el día de la raza, por el día del descubrimiento de América, por haber sido civilizados por los españoles.  

Después del aniversario 500 de esta fecha las cosas cambiaron, cientos de intelectuales y miles de jóvenes en América se levantaron para decir: No hubo descubrimiento, hubo colonización, conquista y despojo.

Es posible que todos olvidemos, o que nos deje de importar de dónde venimos, pues finalmente somos un pueblo que construimos país, sin construir nación.  Y estamos además en una ciudad que construye Estado sin construir ciudadanía.

Esta ciudad, Cartagena, no fue heroica solo por que Bolívar le puso el nombre; lo fue porque desde el inicio de la conquista combatió con fiereza a los españoles que durante 30 años intentaron infructuosamente fundar una ciudad aquí, que era vital para ellos pues les permitía ingresar a las indias continentales a buscar las grandes riquezas y tesoros soñados e imaginados.

Cuando la Reina Isabel recibió informes de que estaban diezmando los indios en la Española, prohibió su caza como esclavos en toda América, excepto en la Bahía de Cartagena, pues eran tildados por los conquistadores de peligrosos y canibales. Por eso había carta abierta para incursionar y cazar en estas tierras. No existe una referencia histórica de cuantas veces fue atacada la Isla de Codego (Tierra Bomba) para embarcar indígenas a trabajos forzados a las Islas del Caribe. 

Esto explica por qué cuando llegó Pedro de Heredia ya no hubo tantas luchas y fueron vencidos. Unos fueron atacados, otros doblegados, otros engañados.  Hoy por hoy, de las numerosas comunidades, y de los cientos de miles de nativos que habitaron estas tierras por milenios no queda ninguna población primitiva. Los Mocanaes, de la familia Caribe fueron exterminados.

Hace un tiempo quise conocer su legado, y descubrí que nuestro Museo del Oro solo conserva piezas de los pueblos Zenúes (vecinos nuestros), porque de los Calamaríes (kar-mairi), canapotes, Karex, Bahaire, Cocó, Matarapa, Cospique, Albornoz, Zamba, y de tantísimos otros que poblaban esta región no quedó ningún objeto visible (ni oro, ni cerámica, ni textil, ni herramientas, nada).

Luego, al leer con más profundidad comprendí que los Caribes no murieron totalmente, que su patrimonio, aunque no lo reconozcamos, es intangible y permanece en nuestros actos cotidianos, en nuestras costumbres, en nuestra alimentación, en nuestra forma de ser, en nuestra lengua.  Lo complicado, es que no lo identifiquemos, que aún pensemos que existan razas puras.  
Como decía hace poco el profesor Enrique Muñoz en una charla sobre legado afrodescendiente, somos multiétnicos, pues ni los españoles eran blancos puros, ya que ellos traían consigo siglos de mestizaje.

Mas ahora, hacer un llamado a las purezas culturales no tienen ningún sentido, cuando finalmente el objetivo debe ser construir ciudad, sentirnos partes de un proyecto común que sea más justo e incluyente, donde las diversidades se reconozcan, se respeten y sirvan para potenciar procesos de desarrollo. 

Espero que llegue el día, en el que al llegar el 12 de octubre, hagamos eventos públicos donde nos reconozcamos mutuamente las herencias.  Pues ser Caribes, como lo somos, no solo es ser afrodescendiente, ni mestizado con blancos, es ser descendiente de un bravo pueblo de guerreros y navegantes, que vivían desnudos, que pintaban sus cuerpos, que comían bollos de maíz, hacían chicha, recolectaban chipi-chipis y cangrejos, dormían en hamacas y convivían con sus muertos.  
Por: Jazmín Piedrahita.

La muerte del cartógrafo de la reina Isabel

Juan de la cosa cae en manos de los guerreros Yurbacos

Por Eduardo Lemaitre (Escrito en 1992, a los 500 años de la conquista, para la columna de El Tiempo)

Voy con frecuencia a Turbaco, antaño pueblo de indios flecheros y valientes, y hoy un pacífico y populoso barrio de Cartagena; y allí, en la plaza, veo la tarja de piedra rubia, con preciosos alto-relieves, que el municipio de Santoña, en España, patria nativa de Juan de la Cosa, obsequió a esa población hace unos 30 años, a manera de piedra sepulcral para el famoso personaje. Porque Juan de la Cosa murió en Turbaco, a manos de los indios, en 1509. Pero quién era Juan de la Cosa, y qué tiene que ver con este año jubilar del Descubrimiento? Pocos lo saben, pero puede decirse en breves palabras: Juan de la Cosa era el dueño de la carabela Santa María, donde vino como segundo de Cristóbal Colón, en el primer viaje descubridor; y años después, en 1500, elaboró el primer mapa conocido del Nuevo Mundo, donde ya figuraba Cartagena, o por lo menos su bahía, y unas montañas blancas , que eran sin duda, la Sierra Nevada de Santa Marta. Merece, pues, este personaje, por lo menos, aquel recuerdo.

Colón conoció a Juan de la Cosa en 1488 cuando fue huésped del poderoso duque de Medinacelli en el Puerto de Santa María, donde a la sazón residía este último, y es posible que, desde entonces, viendo al duque decidido a financiar el proyecto colombino, estuviera dispuesto a participar en la empresa. Así, cuando años después llegó la hora de organizar la expedición, de la Cosa no dudó en poner al servicio de Colón una nave de su propiedad, llamada La Gallega a la cual se le cambió el nombre por el de Santa María ; y como era la más grande de las tres, Colón la escogió como su nave capitana. Y como si fuera poco, el hombre se vino con éste en calidad de Contramaestre, o sea, como su segundo a bordo. Convengamos en que fue un gesto hazañoso, y en que quien así arriesgaba vida y hacienda al mismo tiempo, merece, junto con Martín Alonso Pinzón, el otro gran compañero en la aventura de Colón, compartir en buena parte la gloria de éste.

Y se descubrió el Nuevo Mundo, y, al regreso, en la noche de Navidad de 1492, la carabela Santa María naufragó en las costas norteñas de La Española (Santo Domingo); pero a Juan de la Cosa no le importó mucho por lo visto, porque al año siguiente se vino otra vez con Colón en su segundo viaje, y, no contento con ello, regresó varias veces más al Nuevo Mundo: en 1499 con Ojeda y Américo Vespucio, con los cuales excursionó hasta el Amazonas y luego por la costa de Tierra Firme hasta tocar lo que es hoy Colombia, en la península de La Guajira; y en 1500 vino con Bastidas, en cuyo viaje llegó hasta Panamá, y, de pasada, descubrieron cierta bahía, que al principio creyeron que era un golfo, y luego resultó ser la que después se llamó de Cartagena; en 1504 regresó como Alguacil Mayor para vigilar los posibles movimientos de los portugueses en el Caribe; y por último, vino como lugarteniente de Alonso de Ojeda, en la desastrosa entrada que éste organizó por nuestro territorio, partiendo de la bahía de Cartagena. Y aquí encontró la muerte.

 
El cronista Mayor Oviedo, refiere que en esa ocasión Ojeda saltó a tierra con lo más y mejor de la gente que llevaba, e con él su teniente Johan de la Cosa, todos a punto de guerra , e iniciaron una ofensiva violenta, en la que incendiaron y saquearon varios pueblos, después de lo cual los christianos (como se llamaban a sí mismos estas aves de presa) y como quiera que el sol era muy grande, se desarmaron y colgaron su hamaca en los mismos bohíos de los indios Yurbacos, tan seguros como si ninguna guerra tuvieran . Y este fue el momento en que los indios Yurbacos (que tampoco eran unos angelitos como nos los pinta el padre Las Casas, sino gente inferiormente armada, porque no tenían caballos, ni pólvora, ni perros, sino unos que no ladraban, según cuenta el mismo Oviedo) animosamente volvieron sobre el pueblo e con un súbito asalto e grita, dieron sobre los christianos e mataron e hirieron hasta cientos de ellos, e cobraron todo el despojo: allí murió Johan de la Cosa . Fray Pedro Simón añade que De la Cosa vio caer muertos a sus compañeros, mientras que a él le iba prendiendo la muerte por la yerba de más de veinte flechas que le tenían como un erizo .

Publicación: eltiempo.com
Sección: Editorial - opinión
Fecha de publicación: 9 de junio de 1992
Autor: EDUARDO LEMAITRE

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